En el cuarto planeta había un hombre de negocios, el cual estaba tan ocupado que ni siquiera levantó la cabeza al ver llegar al principito.
Este le comentaba que en 54 años que había estado trabajando sólo había sido interrumpido 3 veces, la primera por un ruido insoportable, la segunda por una crisis de reumatismo y la tercera había sido la llegada del principito a su planeta.
El hombre de negocios le explicaba que en los últimos años se había dedicado a contar estrellas, se refirió a ellas como "cositas doradas que hacen soñar y desvariar a los holgazanes", sin embargo él decía ser un hombre serio y no tenía tiempo para soñar.
El principito nunca estuvo satisfecho con las respuestas que este hombre le daba y afirmaba siempre que las personas adultas eran extrañísimas.
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